La industrialización del Ecuador establece un nuevo marco de estudio para comprender la historia local de la parroquia San Francisco de Sigsipamba en el cantón Pimampiro. Pero primero, vamos a esclarecer el origen o llegada de familias campesinas al páramo andino nororiental en este proceso de transición del feudalismo al capitalismo.

En la Sierra nororiental ecuatoriana de los años 1940, los campesinos estaban controlados y disciplinados por Marco Restrepo, quien quería  potenciar la producción en sus haciendas, eliminando costumbres laborales prehispánicas y el acceso a recursos que disfrutaban los campesinos (Ibarra, 2013) La forma de gobernar la explotación de la tierra fue capacitar a campesinos para ser mayordomos, así estos impusieron las órdenes a otros campesinos y   la administración  se diversificó para el control de más porciones de tierra.

El gran terrateniente compra la hacienda Pinandro donde se producía caña de azúcar para elaborar aguardiente y panela. Restrepo expandió los límites de la hacienda para controlar los alrededores, los campos fueron ensanchados y destruidas las cercas  (Preston, 1955) la antigua empresa arcaica fue reemplazada por una moderna unidad capitalista de agricultura, introduce nueva tecnología mecánica, amplía la ganadería y empieza a explotar sistemáticamente los bosques, planifica las condiciones para aumentar la jornada en el proceso laboral y obtener ganancia de la fuerza de trabajo campesino. Reemplaza los pastos por la producción de trigo y el cultivo de cereales, emprende en la tala de bosques para vender madera e impone la ganadería extensiva. Esto había requerido extender y mejorar las vías de comunicación internas, el uso de maquinaria agrícola y mejores medios de transporte.

 Implantar esta estructura en la jornada laboral campesina aumentaba la fuerza productiva que resultaba en más valores de usos, ósea madera, frutas, vegetales o derivados de animales que se  distribuían por los mercados de la región. Aunque Restrepo redistribuía su riqueza de capital en el salario a los trabajadores, obtenía una mayor ganancia con el tiempo extra de trabajo que absorbía al reducir el tiempo necesario de producción, es decir que el campesino termina produciendo  más de lo que necesita para su familia y gracias al empleo de la maquinaria en la jornada laboral agrícola el capitalista termina absorbiendo el tiempo de vida del campesino para la acumulación de capital. Es así que comienza el dominio capitalista sobre los territorios campesinos de Pimampiro.

Para comprender esta transición del sistema de hacienda al capitalismo,  considero que se resume el contexto nacional con la ley de fomento. Según La Secretaría de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe CEPAL en 1945 el gobierno ecuatoriano puso en práctica el plan de fomento:

El plan de fomento al que se hace referencia, convertido en ley por la Asamblea Nacional Constituyente, facultó al Ejecutivo contratar un empréstito con el Banco Central, hasta por la cantidad de 6,5 millones de dólares, que debían invertirse exclusivamente en fomento de la agricultura, industria y desarrollo vial. Hasta mayo de 1952 se habían hecho préstamos para adquisición de maquinaria agrícola por valor de más de 4,1 millones de sucres y 1,5 millones para otros fines agropecuarios. Los préstamos para maquinaria, derivados de este plan, cubren el 75% del valor del objeto adquirido, a un plazo de cinco años, con el 2% de interés anual. Por su parte, entre 1949 y 1950, la Corporación de Fomento aportó capitales para la constitución de algunas empresas de mecanización agrícola, dos de las cuales están situadas en la Costa y la tercera en la Sierra. Estas empresas han adquirido tractores y otros implementos agrícolas, puestos al servicio de los agricultores mediante el pago directo en dinero por el trabajo realizado, o en un porcentaje de la cosecha obtenida en aquellos terrenos en que la empresa ha intervenido con su maquinaria. En materia de transporte se está dando el salto cualitativo de la carreta a tracción animal al empleo del camión automotor, utilizado cada vez en mayor escala, por las facilidades creadas las nuevas carreteras.

            En Pimampiro, el rey de la leña recorría la sierra ecuatoriana comprando bosques y absorbiendo el trabajo vivo de un pequeño ejército de trabajadores, bueyes y camiones (…) hizo su fortuna con la explotación de madera destinada a durmientes y combustible para el nuevo sistema ecuatoriano de ferrocarriles.  En su autobiografía narra que encontró una oportunidad de hacer negocios con la provisión de leña para las locomotoras del ferrocarril puesto que por la coyuntura de la primera guerra mundial se requería reemplazar el carbón de piedra como combustible. (Ibarra, 2013)

Según el Plan de desarrollo y ordenamiento territorial de la parroquia San Francisco de Sigsipamba,2015 el pueblo se conforma el 30 de agosto de 1869 con una extensión de 173,55 kilómetros cuadrados. María Teresa Bravo Vivas (Entrevistada 1, 2022) nacida en la comunidad de San Francisco, nos comparte que cuando su papá entró al territorio:

Aquí era baldío todo y habían cogido su tierra, porque en ese tiempo don Agustín Vizcaino no ve lo que había sido dueño desde aquí allá a Bellavista y quién le vendió a él a ver si era baldío todo esto (…) antes si se hacían las mingas, en la carretera se hizo talando, limpiando (…) la gente se dedicaba a trabajar, a la pala o aserrar en ese tiempo, aserraban con esos serruchones, uno era de arriba y otro de abajo, ahora vuelta no es así pis ahora como hay las herramientas.

Las primeras familias llegaron haciendo mingas para abrir los caminos, talaron los árboles para construir sus casas, sembraban maíz y poroto “ósea en el mismo maíz echaban poroto y hacían buenas cosechas no usaban químicos así nomás no ve que eran tierras nuevas” (Entrevistada 1, 2022).

En ese tiempo los campesinos hacían huelgas por la tierra, es el caso de Julio Pérez Escobar (Entrevistado 2, 2022) que escuchaba a su padre que se fue de Colombia por el miedo a que hubiera muertes. La pobreza en la que vivían los motivó a buscar mejores condiciones en las partes altas de las montañas de San Francisco de Sigsipamba, “venimos a vivir allá a una parte que es el Río Verde, montaña, allá lo habían mandado a mi papá un señor que se llamaba Francisco Rosero, y allá como le habían dado una chocita, se encontraban con los osos, dantas y tigrillos, entonces del miedo de eso, vuelta se bajan acá abajo donde Don Francisco. Luego de varios derrumbes por la lluvia de nuevo descendieron de la montaña al terreno de la señora Julia de Don Medardo Sánchez”. La familia de don Julio siempre trabajó la tierra en la forma de partidario, sembrando maíz, papá, además del cultivo mixto entre maíz y fréjol. Él recuerda que algunos tenían ganado en esa época, la mayoría solo sembraba. Este territorio de familias campesinas era nombrado “La Montaña”.

En el sur de Colombia a finales del  1800 y principios del 1900, los campesinos ampliaban la frontera agraria en territorios no aptos para la agricultura y ganadería, siembra de cultivos de pancoger y cría de unas pocas cabezas de ganado. Por otra parte, los beneficiarios del desmonte fueron los grandes propietarios colombianos quienes, sí sabían leer y escribir, facilitando la apropiación legal de las tierras baldías. Los colonos dominados por los grandes terratenientes, al no tener títulos legales tampoco estaban seguros de permanecer en el territorio, finalmente eran obligados a salir y colonizar otros territorios. (Vega, 2004)

En resumen, la historia local está relacionada con la historia regional y nacional del siglo XX. La llegada de las máquinas, el salario y la  infraestructura inicia un nuevo periodo, otras formas de trabajo basado en la producción de mercancías para satisfacer las necesidades de nuevas empresas de alimentos, industria y  materia prima para exportación al extranjero. La expropiación de tierras campesinas en el sur de Colombia, deja sin tierra y posibilidades de seguridad a familias campesinas del departamento de Nariño, situación que obligó a hombres y mujeres a subsistir mediante el desmonte del páramo oriental del norte de Ecuador. Varios testimonios nos relatan que sus abuelos o padres llegaban de Colombia. Por otra parte, los terratenientes ecuatorianos serranos presionaban a los caranquis de Angochagua a trabajar en las haciendas, motivo por lo que cruzaron la cordillera para fijarse al sur de la parroquia de Sigsipamba y Mariano Acosta en busca de autonomía.

   En síntesis, las  familias que se conforman en el territorio a finales del XIX y principios del siglo XX, son víctimas del despojo de territorios Pasto y Caranqui, de la legislación y la producción de matriz capitalista. La división de los campesinos en diferentes tareas como mayordomo y jornalero, que luego pasan recibir un salario nos indica la nueva forma de explotación que se implantaba en el páramo nororiental del Ecuador.

Resumen elaborado por Alexander Vaca (2023), Psicólogo social e historiador de la Fundación Antonio Gramsci